El
tema del liderazgo siempre me ha convocado tanto intelectual como
emocionalmente, por cuanto es un requisito fundamental para que una
organización pueda lograr sus objetivos y proyectarse a partir de la visión que
se han propuesto sus ejecutivos y propietarios.
Cada
vez que leo algún libro, o un articulo en algún prestigioso journal sobre este
tema, la mayoría de los autores definen diferentes tipos de liderazgo así como enumeran
cuales son, a su juicio, las principales características que debe tener un
líder para ser exitoso en su organización, entre las que destacan; carismático,
personalidad poderosa, dispuesto a tomar riesgos, inspirador, no convencional,
entre otras.
Lo
que ocurre es que al mirarme al espejo, cuando me lavo los dientes diariamente y
veo mi propio reflejo, no distingo nítidamente esas cualidades que se supone un
líder exitoso debiera tener y creo que a la mayoría de las personas que conozco,
que ocupan puestos de liderazgo, les debe pasar lo mismo. O sea son personas comunes
y corrientes con características como ser gentiles, serias, humildes, modestas,
algo vergonzosas, entre otras.
Por
otro lado, he podido verificar que, en múltiples ocasiones, un líder que tuvo
una gestión exitosa en una organización por la cual fue reconocido, decide irse
a otra compañía buscando replicar su gestión y los resultados que obtuvo
distaron mucho de los que él y los dueños de esa nueva compañía esperaban.
¿Qué
ocurrió ahí?, ¿Cómo es posible que no lograra replicar su gestión exitosa? Es
de ahí que me formulo legítimamente la pregunta, ¿Es posible determinar efectivamente
las características que debe tener una persona para convertirse en un líder
exitoso?.
Yo
tiendo a pensar que es muy complejo y temerario determinar una regla general, muy
por el contrario, a mi juicio son personas normales que construyen una relación
entre el líder y su equipo, siendo la interacción entre ellos y la oportunidad
temporal en que ocurre la que finalmente determina el verdadero éxito.
El
liderazgo es un arte y como bien sabemos cada artista es diferente, único e
irrepetible, lo que si tienen todos en común es el amor por lo que hacen, la
pasión arrolladora que sienten y que los moviliza y son capaces de involucrar a
otros a cumplir con sus sueños que pasan a ser colectivos.
En
este contexto, ¿Cuál es entonces el aporte que podemos ofrecer los coach? Es
generar los contextos adecuados para que el líder y su equipo encuentren a los
artistas que tiene en su interior y que como equipo se apasionen por lo que
están realizando, logrando que se sientan participes en la co construcción de
algo mucho mas grande que ellos mismos.
Javier Guinguis Ch.
Consultor / Director